miércoles, 8 de junio de 2011

Edith Piaf, mi amiga.



El gorrión de las calles de París. una niña abadonada. Un alma que nació herida [...] Una idealista, una optimista de ojos tristes, manos de princesa, un cuerpo frágil marcado por una infancia llena de hambre. Delicada y robusta, valiente y tímida, que canta desde el corazón, ofreciendo su amor, su amistad, su ayuda e inspiración, creyendo en todo con la poderosa fuerza de su espíritu romántico. El gorrión que se convierte en Fénix.
(Marlene Dietrich en Marlene Dietrich's ABC)




Horrorizada de verla tirar absurdamente el dinero y con tres amantes al mismo tiempo, me comportaba con ella como una prima de provincias. Pero no se daba cuenta. Siempre se mostraba preocupada por sus emociones, por su profesión, por su credulidad en todo tipo de originalidades, por su pasión por el universo en general y determinados seres en particular.



Yo la veía como el pájaro frágil cuyo nombre había adoptado, pero también como la Jezabel cuya insaciable sed de amor debía compensar un sentimiento de falta de integridad, con su 'deformidad' -así la llamaba ella-, su cuerpo frágil y menudo que enviaba al combate como Circe, las sirenas y Lorelei, seductora que prometía todas las delicias del mundo con aquella intensidad sin igual que le era tan característica. Me producían vértigo todos aquellos amantes que yo debía llevar a escondidas a sus apartamentos.

Le rendí los servicios que me pidió. Sin comprender jamás aquella terrible necesidad de amor que padecía, le serví bien. Me apreciaba; incluso es posible que me amara. Sin embargo, creo que sólo era capaz de amar a los hombres. La amistad era para ella un sentimiento vago, cuya sombra se prolongaba hasta el interior de su espíritu y de su corazón. Jamás tuvo tiempo de consagrarse exclusivamente a la amistad. Y tenía razón, porque sus reservas no eran inagotables. Fui su camarera en el teatro y en Versailles, el night-club de Nueva York donde cantaba.



Cuando irrumpió la tragedia, me hice cargo de sus asuntos. Teníamos que ir a buscar a Marcel Cerdan al aeropuerto; ella estaba durmiendo cuando me enteré de que el avión que le transportaba se había estrellado en las Azores y él había fallecido.

Hubo que despertarla a la hora prevista y comunicarle la desgracia. Luego llegaron los médicos y los medicamentos. Yo estaba convencida de que anularía su espectáculo en el Versailles, pero cuando lo discutí con ella por la tarde, me dijo que se atendría al contrato. Tuve que obedecer, juzgué absolutamente necesario pedir al director de orquesta que suprimiera del espectáculo el Hymne à l'amour. Luego acompañé al electricista del teatro a regular los proyectores para suavizar la iluminación. La encontré en su camerino: estaba tranquila. Había decidido cantar el Hymne à l'amour.

Como todo el mundo, tenía miedo de un pasaje de esta canción: Si mueres, yo moriré también. Cantó como si nada hubiera pasado porque nunca dio la impresión de doblegarse a la dura ley del mundo del espectáculo: El espectáculo debe continuar. Se sirvió de su dolor, de su sufrimiento, de su tristeza, para cantar aún mejor que de costumbre.

Durante las noches siguientes permanecimos las dos sentadas en la habitación del hotel sumergida en la oscuridad, cogidas de la mano por encima de la mesa; utilizó todos los medios propios de los desesperados para mantener a Cerdan a su lado. De repente exclamaba "Está aquí, ¿No has oído su voz?" Yo la metía en la cama, esperando que la locura de la desesperación acabara por desaparecer.

Desapareció.

Mucho antes de que tuvieran lugar estos acontecimientos, Edith Piaf anunció que se iba a casar. También afronté entonces la tempestad correspondiente. La ceremonia tendría lugar en una iglesia de Nueva York, y yo sería su testigo; como yo no era católica, Edith Piaf se las arregló para obtener una dispensa especial. Volvió al país de sus recuerdos y supersticiones infantiles y, en una oscura mañana neoyorquina, me dirigí a su habitación para ayudarla a vestirse. Al entrar en la habitación la encontré sentada en la cama, desnuda, conforme a la costumbre. La costumbre naturalmente, estaba relacionada con la creencia de que así la felicidad nunca abandonaría a la joven pareja de recién casados. Alrededor del cuello levaba una cadenita con una pequeña cruz de esmeraldas que yo le jabía regalado; parecía estar desesperada en aquella habitación siniestra, a miles de kilómetros de su país natal.

Cuando todo acabó regresó a Francia. Mantuvimos una tierna relación que indudablemente nada tuvo que ver con el amor. Yo siempre respeté sus actitudes y sus decisiones.

Mucho más tarde, cuando se dedicó a la droga, dejé de serle fiel. Aquello era más de lo que yo podía soportar. Aunque comprendía su necesidad de drogarse, conocía mis límites. Pero comperneder no quiere decir aprobar. ¿Qué podía hacer? A pesar de todos mis esfuerzos por ayudar a Edith, topaba contra un muro infranqueable: la droga.

Me encontraba desesperada. Las drogas no eran entonces tan peligrosas como lo son las de hoy en día, pero a la postre eran drogas y renuncié a ayudarla. Seguí queriéndola, pero ahora mi amor era inútil. No estaba sola. Un hombre joven y devoto se encontraba a su lado.

Abandoné a Edith Piaf como a una niña perdida a la que siempre lloraré y echaré de menos, pero a la que también llevaré siempre en lo más hondo de mi corazón.
(Marlene Dietrich en sus memorias; Marlene D. por Marlene Dietrich)



...Estuvo más cerca que nunca de la eterna sufridora Piaf, salvando la gira americana de la cantante por Estados Unidos en 1948 al presentarle a empresarios y periodistas. Aquellas Navidades en Roma, colgó una cruz de oro de Cartier con siete esmeraldas alrededor del delgado cuello de Piaf, con una nota aconsejándole "Debemos encontrar a Dios" [No estoy seguro del tono utilizado por Marlene] Cuando el boxeador Marcel Cerdan, amante de Piaf, murió en un accidente de avión en 1949, Marlene cuidó, consoló e hizo revivir al Gorrión, y luego la volvió a empujar a los escenarios. Las dos estrellas estaban tan mareadas con el amor que a veces olvidaban dónde estaban. Una famosa velada en el serio hotel Waldorf Astoria de Nueva York interpretaron una versión a dúo de Mon Légionnaire, "a cuatro patas como un par de perras en celo" El recuerdo las hizo ruborizarse durante un tiempo. [...] Su amada Edith Piaf murió en 1963 y fue enterrada con la cruz de Marlene alrededor del cuello.
(Diana McLellan; Greta y Marlene: Safo va a Hollywood)


Grabación en color de la primera boda de Edith Piaf donde aparece Marlene Dietrich, su testigo.



Imágenes donde podemos ver a Marlene Dietrich en el funeral de Edith Piaf en el minuto 0:30



Marlene cantando La Vie en Rose, en 1972. Canción-icono de Edith Piaf y por medio de la cual se conocieron a finales de los años 40. Marlene la versionó por primera vez en la película de Alfred Hitchcock, Pánico en la Escena, y después la grabaría en estudio y la cantaría en sus shows durante el resto de su carrera, siendo uno de los temas más esperados por su público.

9 comentarios:

deWitt dijo...

Ufff....yo confieso: se me han puesto los pelos de punta con más de una frase. No obstante, creo que fue una amistad sincera y, como debe ser, exigente.

Me ha encantado tu entrada. Conocía su amistad pero desconocía que llegaba a tal grado.

Saludos

Serch dijo...

Me encanta que te encante y que te haya emocionado.

:)

deWitt dijo...

;-)

CINEXIM dijo...

Qué fantástica luce Marlene en la boda de Edith!!!

Santy Trombone dijo...

que mal, que mal, abandonar a un amigo, ya sea por un problema de droga o de cualquier otro tipo, muy mal Marlene. El concierto de 1972 en Londres es alucinante, lo tengo y lo he visto muchas veces.
Por cierto, tengo unas fotos de Marlene que creo quedarían muy bien en este blog, envíame una dirección de correo a calamarinblog@gmail y te las paso (si te apetece, claro)

Serch Dietrich dijo...

Si... la verdad es que a mi también me parece un poco feo lo de abandonarla, pero supongo que sus razones tendría. Y según mi información la Piaf se enganchó a la morfina desde que se la administraron a raiz del accidente de coche. Lo cual me parece aún más feo abandonar a una amiga que se ha enganchado a la droga de esa manera, y no a lo Amy Winehouse. Pero no voy a ser yo quien las juzgue.

Te mando un correo, por supuesto que me apetece ver esas fotos!

Anónimo dijo...

Hola, Serch D.

Que preciosidad de voz, que maravilla de "H.à l'amour" y que fotos!.
Y que momentos el de la espera en el camerino decidiendo cantarla.

"De repente exclamaba "Está aquí, ¿No has oído su voz?" <-- que dura realidad.

Pienso que la amistad no se rompió, se distanció(si, en el peor momento), pero no se olvidó, hay personas a las que por muchas tempestades que mojen los sentidos , jamás nublan su recuerdo. Pienso que esta amistad era una de esas.

Edith, en su boda radiante, como Marlena.
No es imprescindible ser bella para estar radiante, ni es necesario vestir tan blanca...ni incluso estar casada. tenía en ese momento (video) lo más importante para estarlo, su gran amor y su mejor amiga.

El Biopic " La vida en Rosa" me gustó mucho. pero el momento en el que se hacia referencia a la amistad entre las dos, me pareció demasiado corta. Deberian hacer un Biopic de la amistad entre las dos.

Los videos tambien me han gustado.

Y la actuación de Marlena en el 72! me ha recordado una anecdota, de cuando reapareció con casi la misma edad(pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión...hoy es más Edith)

Buena entrada! si la llego a leer en otoño no la termino...


Saludos!

Pd: Buenooo! pues me pasa como en Cinexim House, que no me deja comentar con mi perfil! .
Blogger al final nos hará más anónimos

A mi, personalmente comentar asi, me da la impresión de hacerlo con gafas de sol...

Soy Henry Aka W.D.B. de Retorno A. M.

Susan Lenox dijo...

Hola Serch, por fin apareces de nuevo, pero siempre con alguna entrada maravillosa.
Abandonar a un amigo-a por que se ha metido en asunto de drogas, es más habitual, de lo que parece, a estas dos explendidas mujeres, no voy a juzgarlas... Marlene sus razones tendría, el concierto de 1972, es mágnifico, tengo que volver a bajarmelo, pues lo perdi... un día perderé la cabeza.

Petons, y a ver si te pasas por mi casa !!!!

Anónimo dijo...

Serg "D".

He visto el video Cebras (genial)

El domingo vengo con tiempo.

Encantado de Dietrich+Paralisis.

Buen weekend!